ACTITUDES Y SENTIMIENTOS
(Todos tenemos Derecho a la Salud
y Sanidad fue creada para hacerlo
Realidad)
¡Papá hazme de una Mutua!
Salud, es la
más joven de los enfermos sin habitación. La encontramos tumbada al final de
una larga hilera de camillas dispuestas en paralelo a la pared del pasillo.
Salud, licenciada en Psicología que busca empleo, echa mano de la autoayuda
para combatir la dantesca situación.
Sin box, sin
cortina separadora, el cerebro de Salud se ha sometido a una resonancia magnética.
En el pasillo. Porque, en el
actual Bellvitge, la sala de espera es a la vez el box.
Salud, sigue a
la espera del resultado de la prueba realizada hace doce horas, porque, en el
actual Bellvitge, la paciencia es un arma imprescindible para el usuario.
«Ahora saco a
un enfermo [de su habitación] y te
pongo la cuña», le dice a Salud una enfermera.
La chica
suspira aliviada. Va a poder orinar, por primera vez, en 14 horas. Lo va a
hacer en el pasillo, rodeada de unos 40 enfermos y familiares que llenan la
estancia [a las 10.30 horas, eran el
doble, según los trabajadores].
«No puedo creer
que esté ingresada en un pasillo que es a la vez habitación comunitaria y sala
de espera», protesta Salud sin perder un buen humor que le viene de familia.
«Pasé la mili
en un barracón en que se estaba mejor que aquí», responde su padre, José
Fernández, 51 años, taxista. «Este pasillo no es digno pero tampoco está bien
habilitado».
«Papá, hazme de una mutua», pide Salud.
El padre, la
misma ropa de ayer y los nervios a flor de piel, mira sus ojos, suspira,
inclina la cabeza y responde con ternura: «Lo
haremos, hija. Pero lo que vamos a hacer ahora es seguir esperando a ver si el
neurólogo termina la carrera universitaria».
Horas después,
al otro lado del teléfono, José explica que el neurólogo ha visitado a Salud a
las 19.00 horas.
La chica tiene
el alta a las 22.00 horas. Del pasillo a casa, y ella sentencia: «Han sido 24
de las peores horas de mi vida. No voy a ir más a un hospital público. El
sistema no funciona».
Historias como
la de Salud, se repiten día tras día en Bellvitge. A las 8.00 horas de ayer,
entró a un box un paciente llegado a Urgencias a las 18.00 horas del lunes con
infecciones respiratorias. «Se tiran perfectamente de 12 a 24 horas esperando
una habitación», señala una trabajadora.
En el pasillo,
no hay espacio para realizar un electrocardiograma o una cuña. Pero se hacen
sin parar. Las enfermeras se las ingenian para moverse por la zona sin chocar
con los pacientes. Hablamos con una de ellas, 25 años de servicio y camiseta “contra los recortes de la Generalitat”, que pide anonimato. El miedo me obliga. “Es tal la carga de trabajo que no la podemos asumir”. Eso me crea ansiedad, inestabilidad, nervios y tensión. Cuando llego a casa, me desmorono
y rompo a llorar por lo que vivo aquí. El agotamiento físico y psicológico es
insoportable. No me planteo una baja; menos ahora, que me lo descuentan». Otra profesional explica sobre esta
enfermera que «es de las pocas que nunca dejaría a un paciente meado para ir a
hacer otra cosa más importante». Y el testimonio de otra empleada: «Si
vienen periodistas, abren alguna cama al uso».
La antesala del
pasillo es lo que aquí se conoce, por su forma circular, como la rotonda. En
esta zona de paso encontramos siete pacientes en camillas y sillas de ruedas.
Extracciones de sangre, oxígeno asistido y orín a la vista de todos. Dos
pacientes desesperados se pelean por un metro cuadrado de espacio. La escena es
sobrecogedora.
En la rotonda
en que se amontonan los enfermos, no hay control visual por parte de los
enfermer@s. Para asegurarse de que estén bien, deben salir constantemente del
pasillo. «Lo hacemos, pero así no
podemos seguir».
ESTE ARTÍCULO “VUELA” POR TODOS LOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL, Y OFRECE UNA VISION REAL DE CÓMO FUNCIONA LA
SANIDAD EN ESTE PAÍS, ES DECIR, EN LOS HOSPITALES DE TODO ESTE PAÍS LLAMADO
ESPAÑA, ..... “PERO TODO VA BIEN Y ESTAMOS SALIENDO DE LA CRISIS......”
Los enfermos se han duplicado, los
sueldos de los sanitarios se han reducido, han cerrado plantas enteras, llenas
de camas vacías, han rescindido de Médicos y Enfermer@s, y es por ello, que los
pasillos están llenos de pacientes en camillas y sillas de ruedas. ¡Que cada
cual saque sus propias conclusiones de cómo funciona la Sanidad.
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Me llegó ayer, vía @Neomed, esta carta, escrita por una enfermera
americana. Aunque a mi gusto se centra demasiado en lo más duro de nuestro
trabajo (que también es enormemente gratificante), me parece interesante como
reflexión. Así que le pedí a su autora permiso
para copiarla aquí. La traducción (un tanto de andar por casa, y también un
poco libre) es mía; si queréis leer el original en inglés, lo tenéis aquí.
Querido (y desencantado) familiar de mi paciente de UCI:
Así que entraste y me encontraste cantando una canción mientras colgaba
aquella medicación intravenosa, ¿eh?. Te quedaste un poco desconcertado y
pensaste: “¿Es aquella canción de Sonrisas y Lágrimas?. ¿Cómo puede estar tan
contenta viendo a mi padre con un tubo en la garganta?”.
Pues sí, es Sonrisas y Lágrimas.
Pero ahora en serio, no estoy cantando por gusto. Lo que no sabes es que
canto para controlar mis nervios, para mantener la calma. Tu padre estuvo a
punto de morir antes de que entraras. Estoy preocupada por él, pero no quiero
que me lo notes en la cara. No quiero que te preocupes. Es mi trabajo. Sólo
quiero que le demuestres tu cariño.
Sé que nos escuchaste reír y contar un chiste. Y que no lo encuentras nada
divertido mientras tu madre siga confinada en esa cama, atada a todos esos
monitores.
Lo entiendo. De verdad. Espero que puedas comprender que mientras tú
estabas esperando fuera, despreocupadamente, nosotros salvamos a la joven de la
habitación de al lado. No podía respirar. Ahora ya puede. Pensamos que no
conseguiríamos intubarla a tiempo…
También reanimamos al hombre de la habitación de enfrente. Le desfibrilamos
muchas veces, y yo incluso le rompí alguna costilla. Justo cuando nos temíamos
que no lo recuperaríamos y lo hicimos.
El paciente de la habitación contigua no tuvo tanta suerte. Lo intentamos;
recé por él, pero se fue de todos modos. Abracé a su hija y la dejé llorar en
mi hombro durante 20 minutos.
Algunas veces necesitamos reír. Es lo único que sabemos hacer. Tememos que,
si empezamos a llorar, no seremos capaces de parar.
Lo siento de veras si te parecí cortante cuando entraste a la hora de la
visita. Sé que pensaste que estaba siendo maleducada, y que al salir te
quejaste de mí diciendo: “¡debía estar deseando irse a descansar un rato, en
vez de tomarse el tiempo de hablar conmigo!”
No. No me tomaré hoy ningún descanso. Y no pretendía ser maleducada. Estaba
concentrada en los cambios que acababa de ver en el electrocardiograma de tu
padre. Pensaba qué más podría hacer cuando su tensión se hundiera de nuevo.
Porque ya le estamos administrando la dosis máxima de esos fármacos que ves ahí
colgados. Sé que aún no estás preparado para decir adiós. Y yo no estoy
preparada para rendirme. Eso me distrae a veces y me hace ser menos
comunicativa.
Quiero que sepas que cuando veo a tu madre en esa situación, comparto tu
dolor. Pienso en mi propia madre, que ya murió. Cuando veo su enfermedad
reflejada en la de tu madre, tan parecidas, es como volver a abrir mi herida.
No dejo que lo notes, pero me trago mis propias lágrimas mientras tú lloras.
Querida madre, mientras tú tratas de mantener la serenidad ante tu hijo
inconsciente, yo tengo que esforzarme para no llorar contigo. Tu dolor me pone
delante la fragilidad de los niños. Y a mí, como madre, no me gusta. Sudaría
sangre para luchar por la vida de tu pequeño, de la edad que sea. Sé que podría
ser mi propio hijo.
Querido amigo, siento haber tenido que irme mientras llorabas ante tu
esposa enferma. Siento no poder ser más fuerte para ayudarte. Por un momento me
puse en tu lugar. Imaginé a mi esposo en esa situación, y me entristecí.
Entonces regresé para seguir luchando por ella. Solo quería que lo supieras.
Mi canto, mis chistes, mi comportamiento alegre, podrían hacerte pensar que
soy indiferente. Mi aire distraído o mi expresión firme, que no me preocupo.
Pero lo hago.
Lo que no ves es que, cuando vuelvo a casa después de terminar una larga
jornada, en ocasiones aparco el coche y lloro. Todo el estrés de luchar por
ellos, todas las penas acumuladas, todas las emociones finalmente me atrapan.
Entonces no canto ni río. Lloro.
Luego me seco los ojos y entro. Y abrazo a mis pequeños y a mi marido un
poco más fuerte. Después me voy a la cama temprano para poder volver por la
mañana, a luchar por ellos, un día más.
Solo quería que lo supieras.
Cordialmente,
COMENTARIO PERSONAL:
Leyendo este artículo, expresado desde lo más profundo,
he de reconocer que hay personas (enfermeras, médicos, terapeutas,
profesionales de ambulancias .... etc) que, sintiendo lo que sienten, podríamos
expresar el gran reconocimiento que sienten y profesan, muchas veces, a cambio
de nada. (Este es el verdadero Amor).
Me he puesto en el lugar de la “Enfermera de la UCI (Unidad de cuidados intensivos)”, he
intentado comprender el profundo significado de los hechos y comportamientos, y
me ha entrado ganas de llorar”. ¡Lo siento!.
SANIDAD no es solamente la estructura político
financiera, sino esos profundos sentimientos de entrega y servicio de esos
grandes profesionales que son despedidos sin ningún pudor, sin ningún respeto y
son tratados como mera “mercancía” y,
después de todo esto, han de salir a la calle para expresar el Total desacuerdo
con el comportamiento que tiene SANIDAD con todos ellos. ¡Si esto es justicia, Que
venga Dios y lo vea!.
Sesión en Audio del Programa de la semana pasada,
DIETAS DEPURATIVAS Y........ mucho más en
Radio Sants-Monjüic: MAS ALLÁ DE LA TIERRA,
Sección: "SALUD Y VIDA".
Gracias por formar parte del GRUPO "SALUD Y VIDA"
y Colaborar en la Expansión de los Temas, para ayudar a los demás en el Conocimiento de la Salud.
Blog de Emilio Tolosa Valverde
Mail: tolosabcn@hotmail.com
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